lunes, 8 de septiembre de 2014

SANTOS osm

SIETE SANTOS FUNDADORES
(17 de Febrero)


Hacia el año 1240, mientras estaban en lucha el emperador Federico II y la Sede Apostólica, y en las ciudades de Italia reinaban las discordias y rivalidades, siete mercaderes florentinos, por su especial amor a nuestra Señora, hacía ya tiempo que pertenecían a una asociación laical llamada "Siervos de santa María", y, unidos por fraternal caridad, habían dado un espléndido ejemplo de vida evangélica y de servicio a los pobres y enfermos.

Los Siete, impulsados por el Espíritu, decidieron retirarse a un lugar solitario para dedicarse en común a la penitencia y la contemplación. Así, pues, renunciaron al oficio de mercaderes, dejaron sus casas, repartieron sus bienes entre los pobres y las iglesias y, vistiendo el sayal "de paño humilde y descolorido", propio de los penitentes de aquel tiempo, se retiraron primero a una humilde casa fuera de la ciudad; allí, perseverando en el servicio del prójimo y ayudándole en sus necesidades corporales y espirituales, dieron un admirable testimonio de caridaMás tarde, en torno al año 1245, para apagar sus sed de vida contemplativa y entregarse sin tregua a la oración, y para evitar también el peligro de que el jefe de la facción gibelina los obligara a volver a sus casas, siguiendo el consejo de Ardingo, obispo de Florencia, y de san Pedro de Verona -quien se encontraba en esa ciudad y aprobaba su espíritu y estilo de vida-, subieron a la soledad de Monte Senario, no lejos de Florencia, donde construyeron una casa de "material pobre" y erigieron una pequeña iglesia en honor de santa María.
Llevaban una vida austera y penitente, en la que algunos elementos provenían de la tradición eremítica, otros de la cenobítica: se ganaban el pan con el trabajo de sus manos, salmodiaban juntos, se ejercitaban en la oración solitaria, se abrían a la palabra de Dios en el silencio y la contemplación; y no rehusaban el trato con los que, agitados por dudas y ansiedades, subían a Monte Senario en busca de consejo y de caridad.

Su pobreza fue digna de elogio, como la atestigua el "acta de pobreza" de la que hace mención la bula "Deo grata" del papa Alejandro IV: por ella, fray Bonfilio, prior mayo de la iglesia de santa María de Monte Senario, y los demás frailes prometieron solemnemente que nunca tendrían cosa alguna en propiedad. Andando el tiempo, algunos fueron ordenados presbíteros.

Como su fama de santidad se iba propagando, fueron muchos los que pedían unirse a ellos, y así, con el tiempo, conservando el nombre de Siervos de santa María, adoptaron la Regla de san Agustín con las oportunas adaptaciones.    En cuanto al hábito que llevaban, el último redactor de la "Leyenda sobre el origen de la Orden" refiere que los siete Padres lo vistieron "para significar la humildad de la Virgen María y como recuerdo de los dolores que sufrió en la pasión de su Hijo".  Por todo lo cual, en los antiguos documentos, estos siete hombres son llamados con razón "nuestros progenitores" y "nuestros padres", puesto que ellos fueron los verdaderos fundadores de los Siervos de santa María. La Orden empezó enseguida a extenderse por la Toscana y otras regiones del centro de Italia, contribuyendo a una mayor difusión de la luz del Evangelio y del culto a la Virgen María.

El obispo Ardingo aprobó los primeros estatutos de los Siervos de santa María y según datos fidedignos, el papa Inocencio IV les concedió la protección de la Sede Apostólica y, además, aprobó su género de vida pobre y penitente. Su sucesor Alejandro IV, en 1256, confirmó la aprobación de su predecesor con la bula "Deo grata". Finalmente, después que, gracias a la gestión de san Felipe Benicio, fueron superados los obstáculos que se oponían a la vida y propagación de nuestra Orden, el papa Bendicto XI, en 1304, con la bula "Dum levamus" aprobó definitivamente la Orden de los Siervos de María. En esta última se lee una importante afirmación sobre el espíritu primigenio de la Orden: "Vosotros, por la gran devoción que tenéis a la bendita y gloriosa Virgen María, habéis tomado de ella el nombre y habéis querido ser llamados humildemente Siervos de la Virgen".
Estos siete hombres, que durante sus vidas habían permanecido unidos por el vínculo de una auténtica fraternidad, fueron luego objeto de una misma y única veneración. El papa León XIII, el año 1888, los canonizó a todos juntos con los nombres de Bonfilio, Bonayunta, Maneto, Amadeo, Hugo, Sosteño y Alejo. Sus cuerpos se conservan en Monte Senario, en un mismo sepulcro; así, un solo relicario guarda los restos mortales de aquellos que habían vivido siempre como hermanos.

Oración

Dios, Padre de misericordia, con inefable designio de tu providencia dispusiste que nuestra Señora, por medio de los siete santos Fundadores, suscitara la familia de los Siervos de María: concédenos que, dedicados plenamente al servicio de la Virgen, te sirvamos a ti y a nuestros hermanos con mayor fidelidad y entrega. Por Jesucristo nuestro Señor.


SAN ANTONIO Mº PUCCI
(12 de Enero)

Nació el año 1819 en la aldea de Poggiole, de la diócesis de Pistoya. A la edad de 22 años ingresó en nuestra Orden; recibida la ordenación de presbítero, fue enviado a Viareggio, donde vivió cuarenta y cinco años, hasta su muerte, ejerciendo de párroco. Fue nombrado prior conventual, luego provincial; desempeñó estos cargos, más que como superior, como un hermano que sirve y ayuda a los demás hermanos. Se dedicó plenamente al servicio de Dios y de nuestra Señora, y socorrió con generosa caridad a todos los fieles, en especial a los más necesitados. Murió el 12 de enero del año 1892. Fue canonizado por el papa Juan XXIII en el año 1962.

Oración

Dios nuestro, que hiciste admirable a san Antonio María en el servicio a la Madre de tu Hijo y en el ministerio pastoral, concédenos, con la ayuda de la santísima virgen, dedicar toda nuestra vida a la propagación del Reino de Cristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.


SAN PEREGRINO LAZIOSI
(4 de Mayo)

Protector contra las enfermedades de cáncer

Peregrino nació en Forlí hacia el año 1265. Siendo un joven de fogoso temperamento, junto con otros compañeros, arrojó de la ciudad con golpes e insultos a san Felipe Benicio que había intentado someter de nuevo a aquella población a la autoridad de la sede apostólica. Luego, arrepentido, pidió perdón a san Felipe y, más aún, inspirado por la gracia divina, ingresó en la Orden de los Siervos de María. Primero vivió en el convento de Siena y luego regresó a Forlí, en donde descolló  por su vida de penitencia por lo cual fue curado milagrosamente de una gangrena en una pierna, y su gran caridad para con los pobres. Fue canonizado por el papa Benedicto XIII en el año de 1726.

Oración  

Señor, Dios nuestro, que en san Peregino nos has dado un ejemplo admirable de penitencia y de paciencia, concédenos que, a imitación suya, soportemos con valor las pruebas de la vida y luchemos con alegría para alcanzar el premio eterno. Por Jesucristo nuestro Señor.


SANTA JULIANA FALCONIERI
(19 de Junio)

Oriunda de Florencia, Juliana, atraída por la vida ejemplar de los primeros frailes Siervos de santa María, se consagró a Dios, dedicándose de lleno a la contemplación, a la penitencia y a las obras de caridad. Con razón hay que considerarla como una de aquellas piadosas mujeres que, viviendo en sus propias casas y vistiendo el hábito de las "Manteladas", adoptaban el estilo de vida de los Siervos. Juliana, de tal manera destacó entre este grupo de mujeres que, con el correr del tiempo, llegó a ser reconocida como "fundadora de la rama femenina" de la Orden. Se distinguió por su piedad mariana y especialmente por su enardecido amor a la Eucaristía. Murió alrededor del año 1341. Su cuerpo se venera en la basílica de la Anunciación de Florencia. Fue canonizada por el papa Clemente XII, en el año 1737.

Oración

Dios nuestro, que por medio de santa Juliana Falconieri, modelo de castidad y penitencia, hiciste florecer en la Orden de los Siervos de María una familia de vírgenes a ti consagradas haz que la Iglesia, esposa de Cristo, mantenga constantemente encendida la llama de la virginidad fecunda. Por Jesucristo nuestro Señor.

SAN FELIPE BENICIO
(23 de Agosto)

Felipe nació en Florencia a principios del siglo XIII. Ingresó en la Orden de los Siervos como hermano lego y, poco después, al descubrirse su sabiduría, fue ordenado sacerdote. En 1267 fue elegido Prior general, y ocupó ese cargo casi hasta la muerte. Gobernó la Orden con suma prudencia, la fortaleció con sabias leyes, y ante el inminente peligro de su extinción, la defendió con santa tenacidad. Ilustró a la Orden de los Siervos de María con la fama de sus virtudes y recibió en ella a muchos frailes que, como él destacaron por una vida evangélica y de fiel servicio a nuestra Señora. Con razón se le considera "Padre de la Orden". Murió en Todi el año 1285. El papa Clemente X lo canonizó en el 1671.

Oración

Dios nuestro, grandeza de los humildes, que por medio de san Felipe protegiste amorosamente a la Orden de los Siervos de María, la propagaste y le diste estabilidad con santas reglas, concédenos que, a imitación de tan insigne Padre, sirvamos fielmente a la Virgen Santísima y difundamos con ardor apostólico el Reino de Cristo, que vive y reina por los siglos de los siglos.

SANTA CLELIA BARBIERI
(13 de Julio)

Fundadora de las Mínimas de la Virgen de los Dolores

Nació en la localidad de Le Budrie, diócesis de Bolonia, el año 1847. Pasó su niñez y adolescencia en extrema pobreza. A los veinte años de edad, junto con tres compañeras, inició una agrupación con la finalidad de fomentar la educación cristiana de las niñas abandonadas por sus padres. Murió el año 1870, a los veintitrés años de edad. El papa Pablo VI la beatificó el año 1968. Fue proclamada santa por el papa Juan Pablo II el 9 de abril de 1989.
Del pequeño grupo reunido en Le Budrie nació la Congregación de las Hermanas Mínimas de la Dolorosa.







TODOS LOS SANTOS DE LA ORDEN DE LOS SIERVOS DE MARÍA

El 16 de noviembre celebramos la fiesta de todos los discípulos de Cristo que vivieron su experiencia cristiana en la Familia de los Siervos de María y hoy gozan de la visión del Señor en la Jerusalén del cielo; son hermanos y hermanas nuestros que en varias situaciones de vida -religiosa, consagrada, laical- siguieron al Señor inspirándose constantemente en la Virgen nuestra Señora y siguiendo las líneas fundamentales de la espiritualidad de los siete santos Fundadores.
Son hombres y mujeres para quienes el servicio fue norma de vida; la fraternidad, un ideal constantemente perseguido; la humildad y la misericordia, virtudes características; la amistad y la belleza, valores objeto de continua búsqueda; la sobriedad, un estilo de vida; la dedicación a santa María -la Sierva del Señor que acoge con su "fiat" el Verbo, la Mujer transida de dolor junto a la Cruz, la Reina de misericordia, la gloriosa Señora-, elemento irrenunciable y título de gloria de su compromiso religioso.

Hermanos nuestros por la común vocación, hoy bienaventurados en el cielo, son para nosotros intercesores, amigos, modelos. Y son testimonio fehaciente de la validez y dignidad de nuestra vocación de siervos de santa María.

Oración


Señor, Dios nuestro, conseva siempre en nosotros el espíritu de amoroso servicio, que con tanta abundancia concediste a los santos siervos de la Virgen María, padres, hermanos y amigos nuestros. Por Jesucristo nuestro Señor.

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